sábado, 19 de noviembre de 2011

UN POEMA DE CIPRIANO

La voluntad de Dios es la que Cristo cumplió y enseñó:
la humildad en la conducta, la firmeza en la fe,
el respeto en las palabras, la rectitud en las acciones,
la misericordía en las obras, la moderación en las costumbres.

No hacer agravio a los demás y tolerar el que nos hacen a nosotros,
conservar la paz con nuestros hermanos,
amar al Señor de todo corazón, no anteponer nada a Cristo,
mantenernos inseparablemente unidos a su amor,
estar junto a su cruz con fortaleza y confianza.

Cuando está en juego su nombre y su honor,
mostrar en nuestras palabras la constancia de la fe que profesamos;
en los tormentos, la confianza con  que luchamos;
y en la muerte, la paciencia que nos obtiene la corona.

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