Para quien realmente toco es para Dios.
El público no lo advierte, pero Dios y yo si.
Más que mi música, lo que le gusta es
que yo le dedique mi atención, mi sensibilidad,
mi esfuerzo, mi arte, mi trabajo.
Y además, ciertamente,
tocar instrumento lo mejor que uno sabe
y ser consciente de la presencia de dios,
es una forma maravillosa de rezar, de orar.
Lo tengo bien experimentado
No hay comentarios:
Publicar un comentario