lunes, 5 de noviembre de 2012

La soledad

Un poema de Antonio DIAZ TORTAJADA

La soledad se hace carne en mí
y la noche parece un desierto,
pero llegas tu, con tu inmensa luz
y te declaras dueña de mis sueños.

El tiempo viste un color azul,
parecido a un suspiro del cielo,
de solo saber, que te voy a ver

y a regalarte todos mis momentos.

Vas a verme llegar,
vas a oír mi canción,
vas a entrar sin pedirme la llave.
La distancia y el tiempo no saben
la falta que le haces a mi corazón.

Porque puedo callar mis palabras
para oírte en el viento hablar,
porque puedo soñar para verte
y tenerte aún sin sonar.

Vas a verme llegar,
vas a oír mi canción,
vas a entrar sin pedirme la llave.
La distancia y el tiempo no saben
la falta que le haces a mi corazón

jueves, 23 de agosto de 2012

*** ORACIÓN ANTE EL CENTENARIO DEL LEVANTE U.D.

EL LEVANTE TAMBIÉN MARCA LA RUTA EN EUROPA. O-2 EN SU DEBUT EN ESCOCIA EN LA PREVIA DE LA EUROPA LEAGUE (ANTES UEFA). EN HOMENAJE A ESTA 'MACHADA LEVANTINISTA' AHÍ VA LA ORACIÓN DEL CENTENARIO QUE COMPUSO EL SACERDOTE VALENCIANO Y PERIODISTA ANTONIO DIAZ TORTAJADA

*** ORACIÓN ANTE EL CENTENARIO DEL LEVANTE U.D.
AUTOR: Antonio DÍAZ TORTAJADA (Sacerdote-periodista)

Señor:
Queremos darte gracias p
or estos cien años de historia:
Con sus gozos y sus sombras.
Celebramos, como deportistas,
el centenario del equipo Levante Unión Deportiva
Nacimos en los barrios pescadores de los Poblados Marítimos:
Ahí está nuestra cuna y parte de nuestra historia.
Somos el final de una larga cadena
de hombres que lucharon y pusieron toda su voluntad
en el esfuerzo, en el trabajo y en el dominio de su cuerpo
por construir una cultura de la solidaridad,
de la entrega y de la vida.
Nos unimos a tantos deportistas que de una forma u otra
dieron parte de su vida en el estadio,
bien en nuestros barrios marineros valencianos,
o bien como semilla de otros equipos.
Después de cien años de esfuerzo y trabajo,
te pedimos, Señor, que nos des valentía y fuerzas suficientes
para reflexionar juntos, como equipo,
sobre nuestra condición de deportistas
en un mundo cargado de esperanza.
Tras cien años de historia nos queremos encontrar
para soñar juntos un futuro de paz,
unidos en la misma fe de nuestros antepasados
Muchos de los sueños de los que nos han precedido
se han hecho realidad;
otros están aún por realizarse.
Queremos recoger esta herencia,
para dar un suplemento alma al trabajo de nuestro deporte.
Fortalece nuestros lazos humanos y deportivos.
Que juntos formemos una gran cadena de amor.
Estamos convencidos de que, para ello,
hay que prestar oído a los jóvenes y permitirles ser protagonistas
de otros cien años de historia
abriéndoles espacios de responsabilidad
en la vida social y deportiva.
Que seamos deportistas
que se desapegan de las riquezas obtenidas
por los dones que Dios nos dio;
porque así abriremos con mayor facilidad nuestro espíritu
para recibir el Reino de Dios como herencia.
Haznos mansos y humildes de corazón,
porque de esta forma
pisaremos con mayor seguridad el campo de juego,
y jugaremos confiados en que somos dueños de nosotros mismos.
Y asumiremos no sólo nuestros fracasos y derrotas deportivas
sino también todos los dolores cuantos sufren en nuestro entorno.
Señor:
Que junto con el hambre y la sed
que tenemos por vencer en la competencia,
también tengamos hambre y sed
por la victoria de Dios entre los hombres.
Danos limpieza en el juego y en la vida
porque solo así, jugando limpio,
podremos contemplar no solo el rostro humano
de nuestros compañeros de equipo y sus competidores,
sino también veremos el verdadero rostro del Dios verdadero.
Enséñanos a construir un equipo acogedor y solidario,
que sea respetuoso, comprensivo y capaz de integración,
que trabaje por la paz y la libertad
y sea consciente de su propio pasado.
Que el Levante Unión Deportiva
construido sobre valores de generosidad y de entrega de sí,
de interioridad y de búsqueda sincera de la verdad.
sea aquella unión de hombres,
que nació para vivir el deporte y la vida,
conforme a las enseñanzas de Jesús.
Colócanos, Señor, en buen camino
para heredar tu amistad eterna.
Que Nuestra Señora del Deporte y
Madre de los Desamparados
nos ayude a todos. Amén

martes, 21 de agosto de 2012

Oración de San Pío X, para rezarla después de la Comunión (21 de Agosto)

Has venido a visitarme

como Padre y como amigo

Jesús, no me dejes solo…

¡quédate Señor conmigo!


Por el mundo envuelto en sombras

soy errante peregrino,

dame tu luz y tu gracia…

¡quédate Señor conmigo!


En este precioso instante

abrazado estoy contigo

que esta unión nunca me falte…

¡quédate Señor conmigo!


Acompáñame en la vida

tu presencia necesito,

sin ti desfallezco y caigo…

¡quédate Señor conmigo!


Declinando está la tarde

voy corriendo como río al

hondo mar de la muerte…

¡quédate Señor conmigo!


En la pena y en el gozo

sé mi aliento mientras vivo.

Hasta que muera en tus brazos

¡quédate Señor conmigo!



San Pío X, ruega por nosotros

martes, 14 de agosto de 2012

ASUNCIÓN DE LA VIRGEN - AL CIELO VAIS, SEÑORA

 (Himno Litúrgico de Vísperas de la fiesta de la Asunción)

Al cielo vais, Señora,
y allá os reciben con alegre canto.
¡Oh quién pudiera ahora
asirse a vuestro manto
para subir con vos al monte santo!

De ángeles sois llevada,
de quien servida sois desde la cuna,
de estrellas coronada:
¡Tal Reina habrá ninguna,
pues os calza los pies la blanca luna!

Volved los blancos ojos,
ave preciosa, sola humilde y nueva,
a este valle de abrojos,
que tales flores lleva,
do suspirando están los hijos de Eva.

Que, si con clara vista
miráis las tristes almas desde el suelo,
con propiedad no vista,
la subiréis de un vuelo,
como piedra de imán al cielo, al cielo.
 

LA ASUNCIÓN DE MARÍA

Autor: José García Velázquez
Salamanca, 8 de agosto de 2010


Una mujer se ve subiendo al Cielo
entre cantos de gloria y alabanzas:
los Ángeles la elevan desde el suelo
perfumada de incienso y de fragancias.
En su vida terrena fue sencilla,
atenta a hacer de Dios la voluntad;
hizo el Señor en ella maravillas,
prendado de su amor y su humildad.
Unida siempre a Dios, que es Uno y Trino,
recibe de sus manos la corona,
justo premio al final de su camino,
a quien fue fiel Hija, Madre, Esposa.
Ha sido por los siglos de los siglos
inspiración de pintores y poetas,
que la supieron ver cuan buenos hijos:
es la Madre de Dios y Madre nuestra.

 

HIMNO A LA VIRGEN DE LA ASUNCIÓN A LOS CIELOS

Letra: Antonio Díaz Tortajada
Música: Israel Rodríguez Jiménez.


María murió porque la muerte
no es el final de la vida.
Es la muerte la puerta
que nos lleva hasta Dios.

María murió por no ser más
que el resto de los hombres.
Después en cuerpo y alma
se inició al cielo su asunción.

Porque amó como nadie en la tierra,
porque toda su vida fue un milagro de amor,
porque sólo era rica en pobreza,
María fue llevada a los cielos por Dios.

María murió porque la muerte
no es el final de la vida.
Es la muerte la puerta
que nos lleva hasta Dios.

María al cielo fue llevada
porque dios quiso hacerla
semilla de esperanza
para toda la humanidad.

lunes, 13 de agosto de 2012

ORACIÓN ANTE LOS JUEGOS PARALÍMPICOS 2012

Antonio DIAZ TORTAJADA (Sacerdote-periodista-poeta)


Señor de la belleza y de la vida:

Ponemos en tus manos a tantos hermanos nuestros

que viven los deportes paralímpicos.

¿Seremos capaces de amar algo fuera de lo hermoso y bello?

Por encima de lo bello y lo que nos repulsa

está la belleza que procede de Ti

y que imprimiste en el corazón de todo hombre y mujer;

esa belleza que llevamos en vasijas de barro,

unas rotas y otras cuarteadas.

Hoy, la dictadura de las opiniones comunes

sintonizan amigablemente con los criterios clásicos

permitiendo a muy pocos identificar la belleza

con algo que no sea la apariencia externa del cuerpo humano.

La belleza física es efímera y por tanto imperfecta.

Lo bello, lo auténticamente bello,

 no muere sino que se convierte en otra cosa bella.

Por todo ello, Señor, te damos gracias

por estos hermanos nuestros que contemplan el deporte

como elemento de superación física,

como un lugar de encuentro abierto a todos y a todas,

sin barreras ni exclusiones,

abriendo la puerta al desarrollo personal y social

de las personas que lo practican.

Esto es particularmente así para las personas con discapacidad.

Ellos e inspiran en los principios

de la promoción del esfuerzo físico y moral,

de la educación de la juventud

en un espíritu de respeto mutuo, de tolerancia y fraternidad.

El deporte para las personas con discapacidad física o psíquica

comporta la superación como una meta,

de un lado superar obstáculos externos

que dificultan el acceso al deporte por parte de estas personas,

y de otro lado la auto superación.

Es un reto para la igualdad respetando las diferencias,

 para ello, te pedimos, Señor,

que se adapte el deporte

a las limitaciones funcionales

de las personas con discapacidad

y es igualmente necesario eliminar las barreras,

no sólo las físicas, fundamentalmente las mentales y sociales.

Que el deporte sea un elemento

que facilite la integración social,

la cooperación y la solidaridad,

el trabajo en equipo y el sentido de pertenencia a un grupo.

Señor de la belleza y la vida:

Que el deporte, de los atletas paralímpicos,

practicado con pasión y vigilante sentido de la ética,

se convierta en escuela de sano espíritu competitivo,

de formación humana y los valores espirituales,

en medio privilegiado de crecimiento

personal y el contacto con la sociedad.

Que sepamos contemplar

por encima de las dificultades físicas,

que tan poco se valoran en nuestra sociedad,

La belleza del gesto por el cual la hermosura física

no decanta en fealdad sino que es sublimada;

una belleza que no podrá ser ya percibida exclusivamente

con los ojos del cuerpo

sino que precisará siempre de los del alma.

Es así que la belleza de la donación, del amor y de la virtud:

la belleza inmortal,

se descubre internamente, con los ojos del espíritu.

Con esos ojos quedamos fascinados

y somos aptos para aprender

que el atractivo del cuerpo no lo es todo.

La belleza del deporte paralímpico

es la marca que suele sonreír con esplendor en la bondad,

en la verdad y en el amor que hay en las obras que hacemos.

Si somos capaces de captar la belleza de un acto de amor,

 que sepamos esforzarnos

por dar el paso de lo meramente exterior

 a la realidad profunda que capta el espíritu,

lo que captamos dentro de nosotros;

así estaremos más preparados de percibir toda verdad,

bondad y amor que, en suma,

llevan la impronta de la belleza de estos animosos deportistas

que nunca caduca.

Quien busque con honestidad la belleza

será capaz de verla con los ojos del alma.

Y esos mismos ojos, indefectiblemente, nos llevarán al autor;

a ese autor que no tuvo apariencia humana en su pasión

y luego, resucitado, revestido por el valor de su acto supremo

de donación, es la Belleza misma.

Amén.

(Valencia, agosto 2012)

sábado, 28 de julio de 2012

Oración ante los Juegos Olímpicos 2012

(Autor: Antonio Díaz Tortajada, sacerdote y periodista)

Señor y Padre de todos los hombres:

Nos ponemos ante tu mirada benevolente

y ponemos en tus manos la vida, el trabajo y el esfuerzo

de todos los deportistas

que compiten por una corona que se marchita.

Ellos que compiten por los laureles de la victoria;

ayúdales a luchar también

para guardar la integridad de la persona humana

y alcanzar la corona imperecedera de la Eternidad.

Que los diversos deportes

que el hombre desarrolla en el estadio

le configuren y desarrollen una imagen integral de la persona;

Que toda actividad deportiva,

Sea del signo que fuere,

se realice según justos criterios

y tienda a desarrollar fuerza, agilidad, resistencia y armonía física,

y éstas a crecer y desarrollar las mismas energías interiores

convirtiéndose la escuela del deporte

en escuela de lealtad y de coraje,

de conformidad y de decisión

de paz y hermandad entre los pueblos.

Te pedimos, Padre,

que los deportistas de todas partes del mundo,

sus directivos, técnicos

Y cuantos se dedican a la noble causa

de la difusión de una sana práctica deportiva,

manifiesten el propósito de que sean

cada vez más numerosos los que,

templando el cuerpo y el espíritu en las severas normas

de las diversas disciplinas deportivas,

se esfuercen por conseguir la madurez humana necesaria

para medirse con las pruebas de la vida,

aprendiendo a afrontar las dificultades cotidianas

con valentía y a superarlas victoriosamente.

Que el buen juego, el estilo excelente y los resultados favorables

granjeen los aplausos y la admiración de las masas,

y ojalá puedan apreciar claramente en los deportistas

un modelo de respeto y de lealtad,

un ejemplo de compañerismo y amistad,

un testimonio de auténtica fraternidad.

Todo eso afina los espíritus y les hace percibir de cerca

lo sublime del ser humano y su auténtica dignidad.

Así se coopera también a la construcción de un mundo más pacífico

y, a la consolidación de la comunidad de los hijos de Dios: la Iglesia.

María, madre de Dios y Madre nuestra:

La vida misma es una competición y un esfuerzo

en busca de la bondad y la santidad.

Intercede ante tu Hijo Jesús para que todos los empeños, sacrificios y desvelos de los deportistas

sean colmados en ellos y en sus familias

por su amor su alegría y su paz.

Amén.

miércoles, 18 de julio de 2012

ORACIÓN ANTE LAS OLIMPIADAS 2012

Autor: Antonio DIAZ TORTAJADA
Sacerdote-periodista


Señor y Padre de todos los hombres:
Nos ponemos ante tu mirada benevolente
y ponemos en tus manos la vida, el trabajo y el esfuerzo
de todos los deportistas
que compiten por una corona que se marchita.
Ellos que compiten por los laureles de la victoria;
ayúdales a luchar también
para guardar la integridad de la persona humana
y alcanzar la corona imperecedera de la Eternidad.
Que los diversos deportes
que el hombre desarrolla en el estadio
le configuren y desarrollen una imagen integral de la persona;
Que toda actividad deportiva,
Sea del signo que fuere,
se realice según justos criterios
y tienda a desarrollar fuerza, agilidad, resistencia y armonía física,
y éstas a crecer y desarrollar las mismas energías interiores
convirtiéndose la escuela del deporte
en escuela de lealtad y de coraje,
de conformidad y de decisión
de paz y hermandad entre los pueblos.
Te pedimos, Padre,
que los deportistas de todas partes del mundo,
sus directivos, técnicos
Y cuantos se dedican a la noble causa
de la difusión de una sana práctica deportiva,
manifiesten el propósito de que sean
cada vez más numerosos los que,
templando el cuerpo y el espíritu en las severas normas
de las diversas disciplinas deportivas,
se esfuercen por conseguir la madurez humana necesaria
para medirse con las pruebas de la vida,
aprendiendo a afrontar las dificultades cotidianas
con valentía y a superarlas victoriosamente.
Que el buen juego, el estilo excelente y los resultados favorables
granjeen los aplausos y la admiración de las masas,
y ojalá puedan apreciar claramente en los deportistas
un modelo de respeto y de lealtad,
un ejemplo de compañerismo y amistad,
un testimonio de auténtica fraternidad.
Todo eso afina los espíritus y les hace percibir de cerca
lo sublime del ser humano y su auténtica dignidad.
Así se coopera también a la construcción de un mundo más pacífico
y, a la consolidación de la comunidad de los hijos de Dios: la Iglesia.
María, madre de Dios y Madre nuestra:
La vida misma es una competición y un esfuerzo
en busca de la bondad y la santidad.
Intercede ante tu Hijo Jesús para que todos los empeños, sacrificios y desvelos de los deportistas
sean colmados en ellos y en sus familias
por su amor su alegría y su paz.
Amén.


Valencia, julio de 2012

miércoles, 13 de junio de 2012

CORPUS CHRISTI

Autores: Antonio y Carlos Murciano.


Todo fue así: tu voz, tu dulce aliento
sobre un trozo de pan que bendijiste,
que en humildad partiste y repartiste
haciendo despedida y testamento.

"Así mi cuerpo os doy por alimento ..."
¡Qué prodigio de amor! Porque quisiste,
diste tu carne al pan y te nos diste,
Dios, en el trigo para sacramento.

Y te quedaste aquí, patena viva;
virgen alondra que le nace al alba
de vuelo siempre y sin cesar cautiva.

Hostia de nieve, nube, nardo, fuente;
gota de luna que ilumina y salva.
Y todo ocurrió así sencillamente.
Amén.

POEMA A LA EUCARISTÍA

Autor: Pedro Reinaldo Bravo G. 


¡Oh Dios! Qué amor tan inmenso
que en la noche del Jueves Santo,
dejaste al mundo como regalo
el augusto Sacramento adorado.

Te entregaste con docilidad el Viernes santo
para dar a la humanidad la redención,
muriendo en la cruz como cordero
nos diste la vida de gracias y bendición.

En el Banquete Sagrado se actualiza
tu inmolación en la cruz por amor,
haciéndote verdaderamente presente
en el pan y vino de la salvación.

Señor ¿cómo siendo grande
estás escondido en la sencillez?
¿Como siendo majestuoso
estas oculto en lo misterioso?.

Sí Señor, estás realmente presente
en el pan y vino consagrado,
sagradas especies que elegiste
para estar siempre a nuestro lado.

Es tu mismo Santísimo Cuerpo y Sangre
que nos congrega a todos sin excepción,
ofreciéndote como alimento verdadero
y darnos la eterna vida de salvación.

¡Oh Cristo! Pan de Vida y consuelo
que en el sagrario te quedas después por amor,
esperando te visitemos con devoción
para elevar con fe nuestra oración.

Qué gran misterio de tu amor Señor,
que te dignaste quedarte con nosotros,
como fortaleza en nuestra vida terrena
y poder estar contigo en la patria eterna.

domingo, 10 de junio de 2012

SIETE ORACIONES EUCARÍSTICAS

Por Antonio DÍAZ  TORTAJADA, Sacerdote-periodista-poeta


1.- MISTERIO.

Señor Jesús:
La Eucaristía don entregado a los hombres
es ―misterio‖ para el hombre que se acerca hasta ti y te recibe.
Es el plan amoroso de Dios sobre los hombres,
manifestado y realizado en ti.
En tu entrega la noche de la Última Cena
te diste todo entero hasta la muerte y muerte de Cruz,
y contigo el Padre nos dio todo lo que podía darnos.
Cuando te recibimos entre nuestras manos
--nuestros ojos contemplan solo pan y solo vino—
nosotros que somos el cuerpo de Cristo
lo que recibimos es nuestro propio misterio.
Desde nuestro Bautismo estamos unidos
indisolublemente a ti
 –en ti vivimos, nos movemos y existimos—
y cada Eucaristía refuerza esta unión contigo
y tu, Cristo glorioso que estás en los cielos,
y te haces presente en la Eucaristía,
ya no estás solo,
sino unido a todos tus miembros,
que somos nosotros, los hombres, tus discipulos.
Éste es el sacrificio de los cristianos:
Unidos a Cristo formamos un solo cuerpo.
Este es el sacramento tan conocido de los fieles
que también celebra asiduamente tu Iglesia,
y en el cual se le muestra
que en la oblación y en el sacrificio que ofrece,
ella misma se ofrece.
Tu, Señor, te entregas y nosotros nos entregamos,
nos entregamos mutuamente para ser «una sola carne».
Y eso es lo que ocurre entre tú y nosotros:
La Eucaristía, misterio de amor,
es la entrega mútua entre tú y nosotros,
y la entrega de los dos,
formando un solo cuerpo, al Padre.
Señor Jesús:
Este es el misterio de nuestra fe.
Amén.
 
2.- PAN Y VINO DE SALVACIÓN.

Señor Jesús:
La noche en que ibas a ser entregado,
tomaste pan
y, después de dar gracias, lo partiste y dijiste:
--Esto es mi cuerpo entregado por vosotros;
haced esto en memoria mía.
Igualmente, después de cenar, tomaste el cáliz y dijiste;
 --Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre;
 cuantas veces bebáis de él, hacedlo en memoria mía.
Desde entonces eres el novio de esta fiesta.
Nos sentimos dichosos de ser invitados
al banquete de bodas del Cordero.
Cada vez que nos acercamos a tu mesa
encontramos los creyentes el alimento
que ha de nutrir nuestra existencia.
Es cierto que la Eucaristía
-- presencia de tu cuerpo y sangre en nuestras manos--
es una comida compartida por hermanos
que se sienten unidos en una misma fe.
Es la unión contigo.
Es el alimento que sostiene toda nuestra vida.
Para subsistir,
el hombre necesita comer y beber.
Y este simple hecho,
a veces tan olvidado en nuestra sociedades satisfechas
nos revela que el hombre no se fundamenta a sí mismo
sino que vive recibiendo misteriosamente la vida de ti, Señor.
Nos entregaste todo lo que tú eres en ese gesto sencillo
de darnos un trozo de pan y un vaso de vino:
para levantarnos hasta ti.
Rebajamiento total:
Siendo Dios, te hiciste hombre
Y siendo hombre te hiciste simple materia.
Pan y vino fruto de la tierra y del trabajo solidario del hombre,
ellos nos recuerdan que el mundo y nosotros mismos
somos un don misterioso
que ha surgido de las manos del Creador.
Señor Jesús:
Estamos perdiendo capacidad
para descubrir el significado de los gestos básicos del ser humano.
Sin embargo,
son estos gestos sencillos y originarios
--entregarnos tu pan y tu vino—
los que nos devuelven a nuestra verdadera condición de criaturas,
que reciben la vida como regalo de Dios.
Brindemos con ellos.
Alcemos nuestra copa de salvación.

3.- ADORACIÓN.

Señor Jesús:
Tu presencia en la Eucaristía comenzó
con tu entrega en la Última Cena
y continúa como comunión y donación de todo lo que eres.
Estamos en una actitud de adoración y silencio.
Por medio de ti y en el Espíritu Santo
que nos comunicas,
queremos llegar al Padre
para decirle nuestro sí unido al tuyo.
Contigo ya podemos decir: Padre nuestro…
Tu unes el cielo con la tierra
y tu amor se derrama en toda la creación.
Tú, Jesús, te hiciste hombre,
para reconducir todo lo creado,
en un supremo acto de alabanza,
a Aquél que lo hizo todo de la nada.
Tu Sumo y Eterno Sacerdote:
Al entrar en el santuario eterno mediante la sangre de la Cruz,
devuelves al Creador y Padre la creación entera,
creación redimida por ti.
Lo haces a través del ministerio sacerdotal de la Iglesia
para gloria de la Santísima Trinidad.
Este misterio de fe devuelve a las manos del Padre
creador de todo, todo lo redimido por ti.
Verdaderamente te adoramos y te alabamos junto con los ángeles.
Que toda nuestra vida sea una constante bendición.
Él pronunció con amor nuestro nombre
desde toda la eternidad.
Él nos hizo existir desde la nada y nos mantiene
a cada instante en el ser,
nos hace crecer y nos conduce hacia la plena realización.
Entrando en tu intimidad,
queremos adoptar determinaciones
y actitudes básicas,
decisiones duraderas,
opciones fundamentales
según nuestra propia vocación cristiana.
Esta opción será nuestro mejor canto
a ese Amor de los amores
que nos posibilita tenerte entre nuestras manos.
Y gracias a ti, Señor Jesús,
nuestra capacidad de silencio y de adoración
se convertirá en capacidad de amar y de servir.
Amén.

4.- CELEBRACIÓN.

Señor Jesús:
Cada vez que tus discípulos nos reunimos
a realizar lo que nos encomendaste
en la Última Cena
efectuamos la humilde celebración de la gloria
de la Trinidad que resplandece
en los diversos caminos del hombre.
La Eucaristía es misterio de fe
y expresión principal de tu presencia
entre nosotros todos los días hasta el fin del mundo:
Presencia humilde que está confiada
a esos signos sencillos y diarios del pan y del vino,
comida y bebida del más humilde los hombres.
La celebración de tu presencia,
Señor Jesús,
nos convoca en el ―señor de los días‖: El domingo.
Este día recordamos también el triunfo de tu vida
sobre la muerte,
acontecimiento central de nuestra historia.
Este es el día del Señor,
a él la gloria y la alabanza.
El domingo nos lleva
a fijarnos en la primera mañana del mundo y del hombre.
Dios mismo bendijo y santificó este día
porque en él descansó de su trabajo creador
y dirigió una mirada de complacencia
hacia la belleza de su obra.
Señor Jesús:
El misterio de cada Eucaristía
nos lleva al Misterio Pascual.
Éste es la revelación plena del misterio de la creación,
el vértice de la historia de la salvación
y la anticipación del perfeccionamiento definitivo del mundo.
En definitiva:
La nueva creación.
Lo que el Padre obró en la creación
y lo que hizo con su pueblo en el Éxodo,
encontró su cumplimiento
en tu muerte y resurrección;
aunque su realización definitiva sólo se descubrirá
cuando vengas en tu venida gloriosa
al final de los tiempos.
Por eso el día del Señor
se ha convertido en día de Cristo.
Haz que la Eucaristía que nos une cada domingo
constituya, conforme y alimente a la misma Iglesia.
Y el eco semanal
de la primera experiencia del Resucitado
lleve el signo de la alegría
con la que los discípulos acogieron al Maestro.
Que no confundamos la alegría
con sentimientos fatuos de satisfacción o de placer,
que ofuscan la sensibilidad y la afectividad por un momento,
dejando luego el corazón en la insatisfacción y la amargura.
Que cada Eucaristía nos eduque
para que hagamos de la vida una fiesta,
preparación y anticipo de la fiesta final
a la que estamos vocacionados.
Amén.
 
5.- PROCESIÓN.
 
Señor Jesús:
En el pan y vino entregado por ti
en la cena pascual,
nos  entregaste tu Cuerpo y tu Sangre
para estar con nosotros todos los días,
hasta el fin del mundo antes de subir a una cruz de infamia.
Este pan y este vino es nuestro viático
como caminantes hacia la tierra y el cielo nuevo.
Tu pueblo de Israel vivía como esclavo en Egipto
y Dios decidió liberarlo.
Un día les mandó sacrificar un cordero por familia y comerlo,
para poder iniciar con fuerzas la gran marcha por el desierto.
Les mandó,
también que marcasen sus puertas
con la sangre del cordero,
para que el ángel del Señor no matara a sus primogénitos,
como iba a hacer con los primogénitos de los egipcios.
Ese fue, pues, el cordero de la liberación y de la vida.
Tí, Señor Jesús, también instituiste la Eucaristía
cuando los judíos se disponían a celebrar la Pascua
--fiesta anual que recordaba la liberación--,
y entregaste tu vida en la Cruz
cuando todas las familias judías
estaban matando los corderos para la cena pascual.
Con eso quisiste decirnos que tu eres el Cordero
que, con tu muerte,
nos da la verdadera libertad y la vida definitiva.
Y la Eucaristía es la cena pascual auténtica,
el maná que libera y vivifica.
La Eucaristía es el alimento definitivo que,
día a día,
nos fortalece en nuestro caminar hacia el Padre.
Señor Jesús:
Nosotros vamos caminando por la vida
acosados por las dificultades;
nos cansamos y desfallecemos,
pero tu pan eucarístico nos da fuerza
para seguir caminando hasta el encuentro con nuestro Padre.
Que nuestras calles y plazas
sean una prolongación de nuestros corazones
y nuestras vidas te acompañen
Cristo eucarístico,
en tu camino por el mundo entero.
Cristo, Jesús:
Danos tu Espíritu Santo
para que nos ayude a testificarte fielmente,
con obras y palabras,
día tras día, por los caminos de nuestra vida.
Amén.

6.- MISIÓN.

Señor Jesús:
El poder transformador del Espíritu Santo
Sobre los dones del pan y del vino que te presentamos
nos hace anticipar,
en la espera y en la esperanza,
la comunión plena con la Trinidad Santa.
Enviado por el Padre,
que escucha la invocación de la Iglesia,
el Espíritu da la vida a los que lo acogen,
y constituye para nosotros,
ya desde ahora,
las arras de nuestra herencia.
Vivir con intensidad este gran regalo de amor
nos debe llevar a diseñar un itinerario
para nuestro compromiso misionero.
Si vives en mí y yo en ti, Señor Jesús,
formando un solo cuerpo,
hemos  de saber que el fin de esta comunión
es la comunión de los hombres contigo
y juntos con el Padre y el Espíritu Santo.
Cuando participamos en el sacrificio eucarístico
percibimos más a fondo la universalidad de la redención
y, consecuentemente,
la urgencia de la misión de la Iglesia,
cuyo programa se centra en definitiva ten ti mismo,
al que hay que conocer, amar e imitar,
para vivir en ti la vida trinitaria y transformar contigo
la historia hasta su perfeccionamiento en la Jerusalén celeste.
Tu cuerpo es entregado por nosotros…
tu sangre, es derramada por nosotros.
Estas palabras tuyas muestran
que tu has muerto por todos;
que el don de la salvación es para todos,
don que el pan y el vino hace presente sacramentalmente
a lo largo de la historia.
A este banquete y sacrificio están invitados
todos los hombres y mujeres del mundo.
Señor Jesús:
Que vivamos profundamente la comunión
para estar abiertos a la misión.
Cada domingo
nos convocas de nuevo como en el Cenáculo,
donde al atardecer del día primero de la semana
te presentaste a los tuyos para exhalar sobre ellos
el don vivificante del Espíritu
e iniciarlos en la gran aventura de la evangelización
Que descubramos los lazos múltiples y variados
que se entrelazan entre nuestra particupación
en la Eucaristía con la evangelización..
Amén.

7.- CARIDAD.

Señor Jesús:
Deseamos recordar tus palabras:
«Quien come mi carne y bebe mi sangre,
habita en mí y yo en él.
Lo mismo que me ha enviado el Padre,
que vive,
y yo vivo por el Padre,
también el que me coma vivirá por mí».
Participar en la Eucaristía
causa, pues, una doble inhabitación,
Tú, Señor Jesús, en mí y yo en ti,
y una compenetración que nos permite
ser como una prolongación o imagen transparente de ti:
Podemos decir
que no solamente cada uno de nosotros te recibe,
sino que también tu nos recibe a cada uno de nosotros...
En la comunión eucarística se realiza de manera sublime
que tú, Señor, y nosotros tus discípulos
"estamos" el uno en el otro:
Permaneced en mí, como yo en vosotros.
Y esta misma gracia nos exige esforzarnos
por seguir e imitarte,
para que tu palabra configure toda nuestra vida,
para que puedamos decir cada día con mayor verdad:
Ya no somos nosotros quienes vivimos,
Sino que eres tú quien vive en nosotros.
Participar en cuerpo y en tu sangre
nos capacita para imitar tu preferencia por los más pobres
y al mismo tiempo,
nos exige que sepamos descubrirte en ellos,
según tus mismas palabras:
«Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de éstos,
mis hermanos más pequeños,
conmigo lo hicisteis» .
Cada vez que participamos sacramentalmente
de tu vida eucarística
recordamos
aquellas fuertes palabras de la literatura cristiana:
«¿Deseas honrar el cuerpo de Cristo?
No lo desprecies cuando lo encuentres desnudo en los pobres,
ni lo honres aquí en el templo con lienzos de seda,
si al salir lo abandonas en su frío y desnudez‖.
Señor Jesús:
¿De qué serviría adornar la mesa del altar con vasos de oro,
si tu muere de hambre en nuestros hermanos?
Enséñanos a dar primero de comer al hambriento,
Y después con lo que nos sobre,
adornaremos tu mesa.
Señor Jesús:
Que cada vez que participemos en tu mesa
tengamos ojos abiertos para comulgar con los gozos y esperanzas,
alegrías y tristezas de los hombres de nuestro tiempo.
Que nada humano nos sea indiferente.
Amén.






jueves, 3 de mayo de 2012

NO TE ARRODILLES ANTE LA CRUZ

Por Antonio Díaz TORTAJADA
Sacerdote-Periodista-Poeta
 
La muerte de Cristo en la Cruz
no entraba en los planes de Dios.
No la quería – no la podía querer – siendo un Dios Padre. El hombre podía ser redimido,
encauzado y reorientado hacia su plenitud sin la crucifixión.
Jesús, aquel palestino, se había metido en un lío.
No había sido “prudente”.
No pactó con los poderes fácticos
y, si era hombre de verdad,
por muy Hijo de Dios que fuera,
tenía que morir de la forma que murió.
Ser hombre, además de nacer de una mujer,
significa someterse a su tiempo y a su espacio:
Ser historia.
Pero no murió así
porque su Padre lo hubiese dispuesto así.
La encarnación no conlleva necesariamente la cruz.
Ni la redención.
Jesús murió en cruz
porque el poder religioso y político a un hombre así
no lo podía digerir.
Dios no quiere el dolor.
Dios no puede querer la cruz.
El dolor, en sí mismo,
no tiene ninguna fuerza salvadora.
La cruz no es invento de Dios.
Es invento de hombres.
Cuando Jesús se siente abandonado,
está siendo víctima del enorme respeto
de Dios Padre por las leyes humanas,
por el modo con el que los hombres llevan el mundo.
Jesús fue elegido para enseñarnos a amar,
a convivir, a descubrir la verdad,
a desmontar la hipocresía,
a mirar a Dios,
a mirar a los hombres.
Quiso ayudarnos a superar la finitud,
a sobrellevar la angustia de ser creaturas
y por tanto imperfectas.
Nos trajo la palabra “padre”,
la palabra “hermano”,
 la palabra “libertad”.
Rompió las amarras de la ley.
No se sometió a los poderes del templo,
ni a los políticos.
Murió como blasfemo y como terrorista.
La cruz no era necesaria.
Pero, fue inevitable.
La maldad humana la hizo inevitable.
Los poderes de este mundo,
por muy sagrados que sean,
no admiten ni a un Cristo ni a un cristiano.
Dios Padre tuvo que tragarse la cruz
por amor a los hombres.
Pero Cristo no vino a sufrir.
Vino a ser el  Camino,
la Vida,
y la Verdad.
Y lo consiguió, pero a un alto precio.
La cruz no hay que buscarla.
La cruz no es fuente de vida.
La cruz habrá que aceptarla cuando llegue.
Y la cruz será fuente de vida
si en ella se crucifica el amor.
El amor es la vida, no la cruz.
Jesús murió “por” nuestros pecados.
Es decir, la maldad de la sociedad,
la de aquella época y la de esta;
la maldad de aquellos hombres y nuestra maldad,
el Caín que llevamos dentro lo crucificó
y sigue crucificando al indefenso,
al pobre, al débil y mucho más si,
por añadidura, pretende ser libre.
Ese “por” no indica solo una finalidad,
es sobre todo, causa.
Se corre peligro adorando la Cruz.
No te arrodilles ante la cruz.
Arrodíllate ante el amor crucificado.
Quizás deberían prohibirse las cruces sin Jesús.
Dios no quiere – no puede querer –
que nos crucifiquemos unos a otros.
Pero si alguien quiere amar como Jesús,
ser libre como Jesús en medio de una sociedad egoísta, hipócrita, legalista y ambiciosa,
 caerá muerto a balazos, agotado o crucificado.
Pienso que, también en esto de la Cruz,
los sacrificios, el dolor etc,
nos hemos hecho un lío.
O nos han hecho un lío.
Pero, en fin, Jesús triunfó.
El que lo siga lleva su frente marcada con el triunfo.
Debe quedar claro: no fue el dolor,
sino el amor, lo que le llevó al triunfo.

jueves, 26 de abril de 2012

Poesías de AUGUSTO ROA BASTOS (Asunción, Paraguay, 13 de junio de 1917 - 26 de abril de 2005)


** SI ALGUNA VEZ

Si alguna vez quisieras hablarme, yo estaría

con mi ser aquietado más que un agua nocturna

para la ondulación de tus palabras.


Estaría en la noche sintiendo cómo el roce

de tu voz sobre el alma del silencio me nombra,

¡y yo sin saber dónde arrodillarme...!


Vértebras de caricias reanimarán mis horas.

Palabras con sus bordes tatuados de ternura,

y entre un presagio y un temor, tú misma.


Háblame. Mírame. Tus voces, tu mirada,

desarmarán mis párpados y mi arteria de sombras,

y en ámbitos de un hielo estupefacto,

por liturgia del fuego, mi rosa envenenada.

Será otra vez la lumbre de un corazón más joven.

(Enero, 1942)


** LAMENTO DE LA ESPIGA DE LA TARDE

Rubio color de la espiga,

no te mueras por la tarde,

que el hombre mira sin ojos

y sin voz llora penares,

por la tarde...


Rubio color de la espiga,

bajo la nieve del aire

no te mueras, no te mueras,

ni vuelvas color de sangre,

por la tarde...


El arado de la muerte

ara con rejas chirriantes.

Los campos quedan en llamas

derruidas las ciudades,

por la tarde...


Con lúgubre sonsonete

canta el labriego salvaje,

cegando luz de horizontes,

sus cantares, sus cantares,

por la tarde...


Todos los hombres se han muerto.

A lo largo de una calle

un rubio niño en harapos

duerme abrazado a un cadáver,

por la tarde...


Y el viento agita la espiga,

y el agua lava la sangre;

un viento loco de angustias,

un agua de soledades,

por la tarde...


...Todos los hombres se han muerto

por la tardé...


Cuando se despierte el niño,

cuando la espiga madure,

por la tarde...

el viento se habrá dormido

y el agua, en las soledades...,


y en el silencio, silencio,

del día que no se acabe,

granará la roja espiga

de la tarde...

(Mayo 1 – 1942)


** HUIDA

Sobre el hierro olvidado se apagan las violetas.

Y sobre el hierro crecen los suspiros y adioses,

las huellas musicales del corazón del viento

que busca lejanías para olvidar sus bosques.


Un cierto transparente sueña escorzos de huida.

Pero el soñar se quiebra sobre muertos sabores.

No basta que el instinto del nardo le apacigüe

la frente en que sollozan esmeraldas y adioses...


¿Dónde enterró su claro círculo el mediodía;

sus corolas ardientes, en qué arena, en qué noche,

si todo está en silencio: viento, flor y latido,

si todo está ya inmóvil entre las altas torres...?


El ciervo transparente yace bajo la niebla.

Sus ojos desolados por la humedad salobre

van subiendo en los tallos del humo y de la espada

para mirar la sangre secándose en la Noche.

[Enero, 1942]


** DEPRECIACIÓN

AL MINUTO ILUMINADO

Aguarda un poco más. No te me escurras

por la grieta del tiempo, ni te poses

en la rama del árbol que envejece.

No te vayas minuto con el polen

de mi angustia final hecha milagro,

espera un poco a que le ponga un nombre…


Soledad sin remedio de mis horas

que en roja espuma de dolor se rompen,

y ni a mojar alcanzan mi silencio

con humedad de lágrimas salobres.

Desamparada soledad que me hace

día a día bajar hasta los hombres

a ganarme mi pan con mis dos manos,

negándome el reposo de la noche:

ese subir peldaños de trasmudos

para moler mi trigo de emociones

en los altos molinos de mis sueños.


¡Qué dura tiranía es para el pobre

la del pan que le roba sus poemas,

y le seca el tumulto de sus voces,

y le muerde la sangre con la angustia

del más grande de todos los dolores:

el no poder dejar ni una palabra

de su mensaje eterno entre los hombres!


¿No bastaron los pájaros del cielo,

los inocentes vientos labradores,

la parda tierra y el azul del aire,

a poner en tu esencia el horizonte

de esperanzada luz que no se quiebra,

limpio trigo de amor, para que tornes

a ser después el pan cuya victoria

duele tan hondo en la profunda noche?


¿Qué te costaba ser, trigo divino,

hostia de redención para los hombres?


Por eso aquí, minuto iluminado,

vilano que encintilas tornasoles,

mientras muevo la noria no te huyas,

ingrávido detente, no te poses

en la rama del árbol que envejece.


Ya que has hecho bullir dormidas voces,

agrietando mi angustia desvelada

y encendiendo mi sangre con tu polen...,

espera un poco a que sacuda el polvo

de mis manos esclavas de resortes,

y pueda al fin subir sereno y fuerte

para moler mi trigo de emociones

a los altos molinos de mis sueños.

[Marzo, 1943]

Poemas de Augusto Roa Bastos (Asunción, Paraguay, 13 de junio de 1917 - 26 de abril de 2005)


** CIEGA...
¡Me estremece pensar que tu pupila
girando en torno su mirada triste
ya no ve como ayer la luz tranquila
del día que se va; que ya no existe
el placer para ti de verlo todo,
desde el cielo hasta el lodo;
el iris en las flores,
el vuelo de la garza enamorada,
la acuarela viviente del paisaje,
el rubor de la luz en la alborada
con su tibia cascada de colores
temblando en las guirnaldas del boscaje... !

¡Ciega...! Una venda obscura
medrosa como un ala de vampiro
cayó sobre tus ojos,
y un suspiro
brotó como gemido de amargura
del fondo de tu almita anochecida
apenas en el alba de la vida.

Hoy me miras sin verme;
y tus claras pupilas azoradas
al fijarse distantes se parecen
a dos estrellas que perdiendo el rumbo
quedaron apagadas
en mitad de la noche.

Acaso sólo escucharás la vida
como el ligero tumbo
de las olas de mar desconocida
que vienen a morir con beso suave
de murmullos y espumas
en tu playa de brumas.

¡Ciega, mi bien, y la pesada llave
de tu prisión en manos de la suerte,
señora de la vida y de la muerte... !

Sobre el bruñido lago de la tarde,
el sol se va y en sus reflejos arde
un último destello de esperanza;
vierte su rayo en tu pupila ciega
que mira como ayer, serena y mansa.

Hay un sol que se va y otro que llega...

** EL BESO DE LA ESTRELLA
Se ha dormido ya el mundo sobre un lecho de sombras,
y el azul es arriba como un prado que muestra
florecida en prodigio de un milagro divino
la flora rutilante de millares de estrellas.

Un vasto pentagrama es el silencio sonoro
donde escribe el Misterio, maravilloso esteta,
con claves de luceros y con signos de sombras
la vaga sinfonía de su gran voz eterna.

Ha llegado la noche, dulce amada, dejando
que el fulgor de la tarde con sus sombras se uniera.
El Universo entero es cámara suntuosa:
abajo todo sombras, arriba todo estrellas.

Solos los dos estamos con nuestro amor a solas,
reina mía, en el trono de esta noche serena;
ven más cerca que quiero poner sobre tu frente
la de versos y estrellas magnífica diadema.
Besaré yo tus rizos más suaves que el rayo
de la luna; a tu oído musitaré la trémula
melodía de amor que mi ser estremece
porque al fin en mis brazos dulcemente te duermas.

Contemplaré un instante tu faz transfigurada
y, luego, levemente, para que no lo sientas,
pondré sobre tus labios el alma, ya al partirme,
en el embrujo alado de un beso dado apenas.

Para que cuando luzca su clámide la Aurora,
le digas a su heraldo: "¡...Oh, alondra compañera,
báñame con las perlas de tu canto triunfante,
que esta noche, en mi sueòo, me ha besado una estrella... !"

** MADRIGAL
De paso cantó el ave,
y en su garganta de cristal el trino
con acorde argentino
tembló un instante y desmayó en el grave
silencio de la tarde que moría.

Como el canto suave
del trovador alado, la armonía
de tu voz vibró sólo un momento;
más en el alma mía
sigue vibrando el eco de su acento.

LA JAULA DE ORO
En esta cárcel de mi joven vida
donde cantando estoy porque mi llanto
la blanda soledad no turbe tanto,
vivo soñando una ilusión perdida.

Es una jaula de doradas rejas
como esas que aprisionan la sonora
inquietud del ruiseñor cuando a la aurora
repite el canto de sus dulces quejas.

¡Cuántas veces también con ala herida,
en vano intento de fugarse, mi alma
en forzada quietud halló la calma... !

Sólo a mi encierro acude a darme vida,
cuando gimiendo estoy, con una mansa
caricias de sus dedos, la Esperanza.

** LA GUARANIA
A José Asunción Flores
Así como la brisa
con leve son gimiendo entre boscaje
sus cantares desliza,
cual si vibrar hiciera algún cordaje
de su aliento el suspiro
en el agreste y tropical retiro,

el acorde armonioso
de la Guarania, canto de la raza,
con trino melodioso,
vibrando un punto fugitivo pasa
a perderse en el viento
como desmaya el eco de un lamento.

Esa música tiene
la inspiración de un salmo misterioso;
y desde el fondo viene
del pasado brumoso
trayendo los recuerdos de leyenda
por luminosa y perfumada senda.

Es ánfora sonora
que el infinito arcano
de Guarán atesora.
Del gran Tupá la prodigiosa mano
lególa a un genio un día
para esparcir raudales de armonía.

¿No oís, acaso, en ella
quejarse inmensa de Guarán altivo,
como en vaga querella,
el alma errante en el solar nativo,
olvidada y sin guía
en la tiniebla de un eclipse, umbría...?

La escucho, sí, mezclada
al fragoroso estruendo del torrente;
al rumor de la fuente
que por tranquilo curso, plateada,
ondea en la pradera,
el valle, el bosque y la gentil ladera;
a la triste elegía
que en el silencio el Urutaú desgrana
con fatal profecía
que ahuyentará la luz de la mañana,
como el espectro obscuro
del "Pora" y del "Pombero ", a su conjuro.

La Guarania semeja
un rielar de luna sobre el lago
que rizado refleja
en arabescos mil; al tenue y vago
murmullo de las aguas
de nuestro río paterno en que impelidas
mil rápidas piraguas
por sombras, van bogando estremecidas...

Canción que eres el alma,
alma vibrante de la estirpe ausente;
hoy eres en la calma
del patrio suelo monumento ingente,
sonoro y prodigioso,
en la memoria de Guarán glorioso.

miércoles, 11 de abril de 2012

Has venido hasta mí (Una oración en los dias de Pascua)

Autor: Manuel Lozano Garrido
Fecha: Advinge, 22 abril 1955


Has venido hasta mí, Señor,
con la presencia nazarena,
intacta y rumorosa,
en la frondosidad de veinte siglos.


Tengo en el alma, aún,
la redundancia de una pisada azul
y en la frente la cándida fruición de tus labios,
cubiertos con la gala de audiencias infantiles.


A tu anuncio, tan sólo,
se me bruñó de púrpura
la mañana de la monotonía
y el corazón, heraldo,
ha encendido primaveras inéditas.


¿No estás viendo, Señor,
mis azahares punteados de nácar?


                        *          *          *                               


Te ha traído hasta mí
un camino de blancos milagros volanderos.


Milagro es la infinita distancia, que se quiebra
en el ámbito breve de un círculo nevado.


Milagro es la amplitud minúscula del cáliz,
conteniendo la inmensa torrentera del Gólgota.


Milagro es el trigal, que aprisiona la llama
y le ciñe corona de orfebrería angélica.


Y es milagro, Señor, este vuelo invisible
de unas alas de fuego, que al posar fortalecen;
que al quemar, vivifican;
que al herir, transfiguran.


                        *          *          *


Todo ahora es divino, Señor, por tu presencia.


Tus dardos purifican mi eterna encrucijada,
roja flor escarlata alegra mi erial,
tu viento impetuoso
tensa la arboladura de nuevas ilusiones,
y una quilla impalpable me ensancha derroteros.


Brilla en razón de Ti la gracia de las cosas
y al alma la estremece tu ingénita belleza.


Porque tus pies de lirio
están, por mis dolores, en Cruz aprisionados.


Yo sé que amar es ir sembrando por la vida, gozoso, el corazón.


Porque tus manos puras
nacieron para amar y sangrar traspasadas,
yo quiero, hasta que expire,
que a las mías las junte total sometimiento.


Porque vienes, Señor,
a mis horas en Cruz con la frente sangrante,
Rabí, que en el minuto de eterno natalicio,
no me falten tus manos,
no me niegues tus pies,
dame un beso en la frente.

jueves, 5 de abril de 2012

Stabat Mater (Versión Original)

Estaba la Madre dolorosa
junto a la Cruz, llorosa,
en que pendía su Hijo.
Su alma gimiente,
contristada y doliente
atravesó la espada.
¡Oh cuán triste y afligida
estuvo aquella bendita
Madre del Unigénito!.
Languidecía y se dolía
la piadosa Madre que veía
las penas de su excelso Hijo.
¿Qué hombre no lloraría
si a la Madre de Cristo viera
en tanto suplicio?
¿Quién no se entristecería
a la Madre contemplando
con su doliente Hijo?
Por los pecados de su gente
vio a Jesús en los tormentos
y doblegado por los azotes.
Vio a su dulce Hijo
muriendo desolado
al entregar su espíritu.
Ea, Madre, fuente de amor,
hazme sentir tu dolor,
contigo quiero llorar.
Haz que mi corazón arda
en el amor de mi Dios
y en cumplir su voluntad.
Santa Madre, yo te ruego
que me traspases las llagas
del Crucificado en el corazón.
De tu Hijo malherido
que por mí tanto sufrió
reparte conmigo las penas.
Déjame llorar contigo
condolerme por tu Hijo
mientras yo esté vivo.
Junto a la Cruz contigo estar
y contigo asociarme
en el llanto es mi deseo.
Virgen de Vírgenes preclara
no te amargues ya conmigo,
déjame llorar contigo.
Haz que llore la muerte de Cristo,
hazme socio de su pasión,
haz que me quede con sus llagas.
Haz que me hieran sus llagas,
haz que con la Cruz me embriague,
y con la Sangre de tu Hijo.
Para que no me queme en las llamas,
defiéndeme tú, Virgen santa,
en el día del juicio.
Cuando, Cristo, haya de irme,
concédeme que tu Madre me guíe
a la palma de la victoria.
Y cuando mi cuerpo muera,
haz que a mi alma se conceda
del Paraíso la gloria.
Amén.

viernes, 24 de febrero de 2012

A modo de homenaje en el 175 aniversario de su nacimientos (24 de febrero de 1837))

** Pobre alma sola
Rosalía de Castro (Santiago de Compostela, 1837-1885)

¡Pobre alma sola!, no te entristezcas,
deja que pasen, deja que lleguen
la primavera y el triste otoño,
ora el estío y ora las nieves;
que no tan sólo para ti corren
horas y meses;
todo contigo, seres y mundos
de prisa marchan, todo envejece;
que hoy, mañana, antes y ahora,
lo mismo siempre,
hombres y frutos, plantas y flores,
vienen y vanse, nacen y mueren.
Cuando te apene lo que atrás dejas,
recuerda siempre
que es más dichoso quien de la vida
mayor espacio corrido tiene.

Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
—Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
—Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
posted by Alfil @ 1:43 PM 0 comments

** Tiempos que fueron
Rosalía de Castro (Santiago de Compostela, 1837-1885)

Hora tras hora, día tras día,
Entre el cielo y la tierra que quedan
Eternos vigías,
Como torrente que se despeña
Pasa la vida.
Devolvedle a la flor su perfume
Después de marchita;
De las ondas que besan la playa
Y que una tras otra besándola expiran
Recoged los rumores, las quejas,
Y en planchas de bronce grabad su armonía.
Tiempos que fueron, llantos y risas,
Negros tormentos, dulces mentiras,
¡Ay!, ¿en dónde su rastro dejaron,
En dónde, alma mía?

A MODO DE HOMENAJE A ROSALÍA DE CASTRO EN EL 175 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO (24 de febrero de 2012)

** MARGARITA

1

¡Silencio, los lebreles
de la jauría maldita!
No despertéis a la implacable fiera
que duerme silenciosa en su guarida.
¿No veis que de sus garras
penden gloria y honor, reposo y dicha?

Prosiguieron aullando los lebreles...
-Los malos pensamientos homicidas!-
y despertaron la temible fiera...
-¡la pasión que en el alma se adormía!-
Y ¡adiós! en un momento,
¡adiós gloria y honor, reposo y dicha!

2

Duerme el anciano padre, mientras ella
a la luz de la lámpara nocturna
contempla el noble y varonil semblante
que un pesado sueño abruma.

Bajo aquella triste frente
que los pesares anublan,
deben ir y venir torvas visiones,
negras hijas de la duda.

Ella tiembla..., vacila y se estremece...
¿De miedo acaso, o de dolor y angustia?
Con expresión de lastima infinita,
no sé qué rezos murmura.

Plegaria acaso santa, acaso impía,
trémulo el labio a su pesar pronuncia,
mientras dentro del alma la conciencia
contra las pasiones lucha.

¡Batalla ruda y terrible
librada ante la víctima, que muda
duerme el sueño intranquilo de los tristes
a quien ha vuelto el rostro la fortuna!

Y él sigue en reposo, y ella,
que abandona la estancia, entre las brumas
de la noche se pierde, y torna al alba,
ajado el velo..., en su mirar la angustia.

Carne, tentación, demonio,
¡oh!, ¿de cuál de vosotros es la culpa?
¡Silencio...! El día soñoliento asoma
por las lejanas alturas,
y el anciano despierto, ella risueña,
ambos su pena ocultan,
y fingen entregarse indiferentes
a las faenas de su vida oscura.

3

La culpada calló, mas habló el crimen...
Murió el anciano, y ella, la insensata,
siguió quemando incienso en su locura,
de la torpeza ante las negras aras,
hasta rodar en el profundo abismo,
fiel a su mal, de su dolor esclava.

¡Ah! Cuando amaba el bien, ¿cómo así pudo
hacer traición a su virtud sin mancha,
malgastar las riquezas de su espíritu,
vender su cuerpo, condenar su alma?

Es que en medio del vaso corrompido
donde su sed ardiente se apagaba,
de un amor inmortal los leves átomos,
sin mancharse, en la atmósfera flotaban.

Sedientas las arenas, en la playa
sienten del sol los besos abrasados,
y no lejos, las ondas, siempre frescas,
ruedan pausadamente murmurando.
Pobres arenas, de mi suerte imagen:
no sé lo que me pasa al contemplaros,
pues como yo sufrís, secas y mudas,
el suplicio sin término de Tántalo.

Pero ¿quién sabe...? Acaso luzca un día
en que, salvando misteriosos límites,
avance el mar y hasta vosotras llegue
a apagar vuestra sed inextinguible.

¡Y quién sabe también si tras de tantos
siglos de ansias y anhelos imposibles,
saciará al fin su sed el alma ardiente
donde beben su amor los serafines!

** LOS TRISTES

1

De la torpe ignorancia que confunde
lo mezquino y lo inmenso;
de la dura injusticia del más alto,
de la saña mortal de los pequeños,
¡no es posible que huyáis! cuando os conocen
y os buscan, como busca el zorro hambriento
a la indefensa tórtola en los campos;
y al querer esconderos
de sus cobardes iras, ya en el monte,
en la ciudad o en el retiro estrecho,
¡ahí va!, exclaman, ¡ahí va!, y allí os insultan
y señalan con íntimo contento
cual la mano implacable y vengativa
señala al triste y fugitivo reo.

2

Cayó por fin en la espumosa y turbia
recia corriente, y descendió al abismo
para no subir más a la serena
y tersa superficie. En lo más íntimo
del noble corazón ya lastimado,
resonó el golpe doloroso y frío
que ahogando la esperanza
hace abatir los ánimos altivos,
y plegando las alas torvo y mudo,
en densa niebla se envolvió su espíritu.

3

Vosotros, que lograsteis vuestros sueños,
¿qué entendéis de sus ansias malogradas?
Vosotros, que gozasteis y sufristeis,
¿qué comprendéis de sus eternas lágrimas?
Y vosotros, en fin, cuyos recuerdos
son como niebla que disipa el alba,
i qué sabéis del que lleva de los suyos
la eterna pesadumbre sobre el alma!

4

Cuando en la planta con afán cuidada
la fresca yema de un capullo asoma,
lentamente arrastrándose entre el césped,
le asalta el caracol y la devora.

Cuando de un alma atea,
en la profunda oscuridad medrosa
brilla un rayo de fe, viene la duda
y sobre él tiende su gigante sombra.

5

En cada fresco brote, en cada rosa erguida,
cien gotas de rocío brillan al sol que nace;
mas él ve que son lágrimas que derraman los tristes
al fecundar la tierra con su preciosa sangre.

Henchido está el ambiente de agradables aromas,
las aguas y los vientos cadenciosos murmuran;
mas él siente que rugen con sordo clamoreo
de sofocados gritos y de amenazas mudas.

¡No hay duda! De cien astros nuevos, la luz radiante
hasta las más recónditas profundidades llega;
mas sus hermosos rayos
jamás en torno suyo rompen la bruma espesa.

De la esperanza, ¿en dónde crece la flor ansiada?
Para él, en dondequiera al retoñar se agosta,
ya bajo las escarchas del egoísmo estéril,
o ya del desengaño a la menguada sombra.

¡Y en vano el mar extenso y las vegas fecundas,
los pájaros, las flores y los frutos que siembran!
Para el desheredado, sólo hay bajo del cielo
esa quietud sombría que infunde la tristeza.

6

Cada vez huye más de los vivos,
cada vez habla más con los muertos
y es que cuando nos rinde el cansancio
propicio a la paz y al sueño,
el cuerpo tiende al reposo,
el alma tiende a lo eterno.

7

Así como el lobo desciende a poblado,
si acaso en la sierra se ve perseguido,
huyendo del hombre que acosa a los tristes,
buscó entre las fieras el triste un asilo.

El sol calentaba su lóbrega cueva,
piadosa velaba su sueño la luna
el árbol salvaje le daba sus frutos,
la fuente sus aguas de grata frescura.

Bien pronto los rayos del sol se nublaron.
la luna entre brumas veló su semblante,
secóse la fuente, y el árbol nególe,
al par que su sombra, sus frutos salvajes.

Dejando la sierra buscó en la llanura
de otro árbol el fruto, la luz de otro cielo;
y a un río profundo, de nombre ignorado,
pidióle aguas puras su labio sediento.

¡Ya en vano!, sin tregua siguióle la noche,
la sed que atormenta y el hambre que mata;
¡ya en vano!, que ni árbol, ni cielo, ni río,
le dieron su fruto, su luz, ni sus aguas.

Y en tanto el olvido, la duda y la muerte
agrandan las sombras que en torno le cercan,
allá en lontananza la luz de la vida,
hiriendo sus ojos feliz centellea.

Dichosos mortales a quien la fortuna
fue siempre propicia... ¡Silencio!, ¡silencio!,
si veis tantos seres que corren buscando
las negras corrientes del hondo Leteo.

martes, 3 de enero de 2012

Ser Portador

Un poema de Charo

Señor ...
    Ser portador es la armonía,
de yo llevar tu cruz, y Tú la mía ...

    Ser portador es el consuelo,
de ir hablando contigo, en el silencio...

    De sentir que tu peso me une a Ti ...,
de sentir que tu fuerza, me da la vida ...

    Ser portador es revivir ...,
sacar fuerzas ..., decir SI ...

    Y cuando ando al lado de tu sufrimiento ...,
no vas solo Señor, el mío va dentro...

    Cuando sostengo en mis brazos
tu Santa Cruz; en medio de tu gracia, está mi luz ...-

    Ser portador en los senderos ...
es cogerme a tu Cruz, conmigo dentro ...

lunes, 2 de enero de 2012

Morí por la Belleza

Poema de Emily Dickinson (1830 - 1886). (Traducción de Marià Manent))

Morí por la Belleza, pero apenas
en la tumba yacía,
a uno que murió por la Verdad dejaron
en la estancia contigua.

Me preguntó en voz baja la causa de mi muerte.
"Por la Belleza -dije- he fallecido".
"Y yo, por la Verdad:las dos son una;
somos hermanos", dijo.

Así, a través de la pared hablamos,
como unos allegados que se encuentran en la noche,
hasta que el musgo nos llegó a los labios
y cubrió nuestros nombres.