Autor: Pedro Reinaldo Bravo G.
¡Oh Dios! Qué amor tan inmenso
que en la noche del Jueves Santo,
dejaste al mundo como regalo
el augusto Sacramento adorado.
Te entregaste con docilidad el Viernes santo
para dar a la humanidad la redención,
muriendo en la cruz como cordero
nos diste la vida de gracias y bendición.
En el Banquete Sagrado se actualiza
tu inmolación en la cruz por amor,
haciéndote verdaderamente presente
en el pan y vino de la salvación.
Señor ¿cómo siendo grande
estás escondido en la sencillez?
¿Como siendo majestuoso
estas oculto en lo misterioso?.
Sí Señor, estás realmente presente
en el pan y vino consagrado,
sagradas especies que elegiste
para estar siempre a nuestro lado.
Es tu mismo Santísimo Cuerpo y Sangre
que nos congrega a todos sin excepción,
ofreciéndote como alimento verdadero
y darnos la eterna vida de salvación.
¡Oh Cristo! Pan de Vida y consuelo
que en el sagrario te quedas después por amor,
esperando te visitemos con devoción
para elevar con fe nuestra oración.
Qué gran misterio de tu amor Señor,
que te dignaste quedarte con nosotros,
como fortaleza en nuestra vida terrena
y poder estar contigo en la patria eterna.
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