viernes, 17 de junio de 2011

Dios está aquí. (en torno al primer centenario del Himno Eucarístico 'Cantemos al Amor de los amores')

Por José Ángel Crespo Flor (Cañamelar, Valencia)


Dios está aquí.
 ¡Venid adoradores, adoremos a Cristo Redentor!. Todo un alegato a nuestras conciencias que estamos entonando ininterrumpidamente desde hace 100 años, desde el Congreso Internacional Eucarístico que se celebró en Madrid en 1911.

Dios está aquí.  Todos los días, en la Eucaristía, se hace presente Cristo. Hay que estar pues muy atentos cuando vayamos a Misa. No vale con asistir, mirar el reloj y marcharse sino que cada vez se hace más preciso y necesario descubrir el rico contenido de la Eucaristía y participar de Esta.

Dios está aquí. Cantemos al Amor de los amores. La Eucaristía, Dios presente en medio de la comunidad, es el mejor regalo que los que nos llamamos cristianos podemos tener. Es un momento de honda reflexión, de silencio, de abajamiento porque Dios, el Salvador del hombre, se hace presente en al altar. ¡Es, por ello, un momento de intenso recogimiento!.

Dios está aquí. Su presencia ante nosotros, en el Sagrario, y entre nosotros, en el Altar, supone la verdad más fundamental para el cristiano. Yo todavía iría más lejos y proclamaría que las presencia del Hijo de Dios entre nosotros es la razón que tiene el cristiano para serlo.

Dios está aquí. Ayer, hoy, mañana y siempre. En el sagrario o en el altar. Su presencia es el faro y guía que necesita nuestras vidas para no desviarse del camino que se escogió cuando, a través del Bautismo, fuimos incorporados a la Iglesia.

Dios está aquí. ¡Venid adoradores, adoremos a Cristo Redentor!. No tardéis. Os espero. Es la gran muestra de que Cristo, con su Resurrección Gloriosa, hizo que la muerte sucumbiese y ganase la Vida Eterna, la Vida que no termina, la Vida junto al Padre para siempre y por siempre. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario